Septiembre y un café solo

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Desde hace dos meses me estoy alejando de los lácteos. Pasé de la leche normal a la sin lactosa, pero al ver que no sabía a absolutamente nada, me decidí por las vegetales. El único aspecto negativo que le encontraba a la leche de almendras, por ejemplo, es que mi café con ella no sabía a café. Así que el otro día, en casa de Alicia, probé el café solo. Y me gustó tanto, ese sabor fuerte y amargo, que creo que voy a tomarlo así de ahora en adelante.

¿Y a qué viene todo esto? Pues no tengo ni idea, si te soy sincera. Ha llegado septiembre, y con él la vuelta a la rutina, a las clases y al trabajo. Estoy preparada para las distracciones, pero no para el estrés y las preocupaciones a todas horas que llegada la noche no me dejan dormir como me gustaría.

Septiembre siempre me ha parecido el verdadero comienzo del año, más que el 1 de enero. Es cuando me marco realmente propósitos, aunque acabe cumpliendo muy pocos de todos los que me propongo. Este año no son muchos: cuidarme más, atreverme más días a salir a la calle con los labios pintados, durar más de dos meses con el flequillo y disfrutar de los pequeños momentos con mi familia y amigos. Parecen fáciles, pero no os creáis que lo son tanto. También me he propuesto pasar de las cosas malas, pero todos sabemos que no es que se me dé muy bien.

Tengo un buen presentimiento, y no sé si eso es bueno o malo. Este verano ha sido para mí una especie de limpieza en la que me he quedado con la gente que vale la pena, me quiere y quiero muchísimo. Demasiadas emociones en apenas dos meses y medio, un montón de semanas y días que me han servido para escribir, ver películas, reír, llorar, beber café, enfadarme y desenfadarme, caminar y conocerme un poquito mejor. Soy un poquito más valiente de lo que era en junio, creo, o al menos quiero creer, que no es lo mismo.

¿Estoy preparada para el último curso de universidad y para compaginarlo con el trabajo? No lo sé, pero me gusta pensar en los siguientes meses como un reto personal. Además, creo que el estrés de las clases, trabajos y exámenes se verá recompensado con esas tardes rodeada de niños que aprenderán cosas nuevas cada día gracias a mí y a su curiosidad imparable.

Y vosotros, ¿qué esperáis de septiembre? Yo os deseo lo mejor, sea lo que sea que os depara en las siguientes semanas.