Promesa en el día de las librerías

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No hay nada malo en comprar libros por Internet. Es mucho más cómodo, sueles encontrar cualquier libro que busques y, sobre todo, suele ser más barato. Personalmente, adoro la sensación de llegar a casa y ver un paquete para después abrirlo rápidamente, emocionada aunque ya sepa qué es porque yo misma lo he comprado.

Pero, a pesar de disfrutar de la comodidad de conseguir los libros que quiero o necesito con un solo click, llevo ya varios meses sintiéndome mal al recibir paquetes en mi puerta. Y sé que no debería, que como consumidora tengo el derecho y la libertad de decidir dónde comprar, pero ahí está el problema: que siento que podría ayudar a más gente y me sentiría mejor conmigo misma si dividiera mis compras entre Internet y tiendas físicas.

Y no me refiero a grandes superficies donde tienen infinidad de libros y les da igual vender dos que veinte. Sí, siguen siendo tiendas que dan trabajo a gente, pero es que quiero volver a las pequeñas librerías, las de barrio, aquellas en las que entras y te reciben con una sonrisa y dispuestos a ayudarte. Y repito: sé que en las grandes cadenas de librerías hay gente preparada y dispuesta a ayudar, pero si puedo aportar mi granito de arena, prefiero hacerlo en las librerías de toda la vida. Me moriría de la pena si cerraran la Documenta, por ejemplo, y no quiero que eso ocurra y pensar que podría haber ayudado más.

¿Voy a seguir comprando por Internet? Por supuesto que sí. Cuando no encuentre un libro, o quiera alguno pero no me pueda permitir el precio en tienda, entonces recurriré a Internet. Pero ahí está la clave de mi promesa: no va a ser mi primera opción. buscaré en librerías, y si veo que no me queda más remedio, compraré con un click.

Esto es una decisión personal. Con esta entrada no quiero decir «las librerías están cerrando por vuestra culpa, dejad de comprar en Amazon», porque para nada ésa es mi intención. Como todo en este rinconcito, esto es algo personal. Es algo en lo que he estado pensando y que quiero hacer para sentirme mejor, pero para nada estoy diciendo que comprar en Internet sea malo o que no debáis hacerlo. Es más, creo que el problema de las librerías no es sólo Internet; hay muchísimos más factores que provocan que cada día se cierren dos librerías en nuestro país, y sé que comprando un libro cada dos meses no voy a hacer que ocurra un milagro, pero al menos yo me sentiré mejor conmigo misma.

Te iré informando sobre cómo va la cosa, ¿vale? Ahora mismo estoy muy liada entre las clases y el trabajo y apenas puedo leer y mucho menos comprar, pero poco a poco. Además, quiero traer al blog entradas sobre mis librerías favoritas de Barcelona, porque creo que sería bonito descubrir esos pequeños rinconcitos a cuanta más gente posible.

Hasta entonces, espero que estés bien y disfrutando mucho de lo que estés leyendo. Lo mejor de todo esto es que sea por Internet, por librerías o por donde sea, siempre tendremos literatura. ¿No es un pequeño alivio?