fuente |
Tras varios minutos en silencio, tuvo que dejar la taza en la mesita de noche para que el café no terminase derramado en las sábanas blancas. Empezaban a temblarle las manos. Elna cerró los ojos e intentó acompasar la respiración con los latidos de su corazón, porque ya sabía qué significaban aquellos temblores y no iba a permitir que ocurriera de nuevo. No por segunda vez en la misma semana. No más.
La pantalla del móvil se encendió encima del cojín, a los pies de la cama. Elna pudo ver, antes de que se apagase la pantalla, que era un mensaje de James. Hacía varios días que no hablaban, y al parecer se había acordado de su existencia y había decidido hablarle, o a lo mejor simplemente necesitaba algo. Daba igual. Tenía otras cosas de las que preocuparse, empezando por el temblor de las manos y las lucecitas que empezaba a ver ante sus ojos.
—Mierda, mierda, mierda... —susurraba casi sin abrir los labios, como si el simple hecho de articular cada uno de los sonidos fuera una manera de recordarse a sí misma que seguía siendo capaz de hablar, aunque no hubiera nadie para escucharla.
Se sentó en la alfombra con dificultad, como si los músculos no le respondieran como ella quería. Sentía que no era capaz de controlar su cuerpo. Aquella siempre era la peor parte. Cerró los ojos y colocó las manos a ambos lados de sus muslos, con las palmas boca abajo encima de la alfombra. Poco a poco, como si fuera hierba, pasó los dedos por las cortas hebras marrones, suaves como el pelaje de Wonka.
Pensar en el que había sido su perro durante la infancia logró tranquilizarla durante unos segundos, pero no fue suficiente. Las luces seguían allí, incluso con los ojos cerrados, y se convertían poco a poco en pequeños pinchazos en las sienes. Se le aceleró la respiración y Elna pensó, justo entonces, en qué había hecho mal para merecer aquello, para merecer estar así, sola y con un ataque de pánico y ansiedad y toda la mierda que llevaba dentro y que era incapaz de compartir con el mundo.
Ojalá alguien se hubiera acercado a ella para decirle que no estaba sola, ¿verdad? Alguien entrando en esa habitación, arrodillándose a su lado y poniendo una mano en su hombro tembloroso. Solo eso, un apoyo, compañía, alguien con quien poder desahogarse. Pero no había nadie nadie, y los pinchazos cada vez eran más fuertes y la respiración más difícil de controlar.
Y si algo puedo deciros es que menos mal que Elna no fue capaz de ponerse de pie y leer el mensaje de James, porque si lo hubiera hecho en ese momento... Bueno, si lo hubiera hecho, la taza de café se habría volcado en la mesita de noche y el café habría llegado hasta la alfombra, formando una mancha marrón oscuro, expandiéndose despacio entre las hebras que le recordaban a Wonka.
Pero no lo leyó en aquel momento, así que el café no cayó, la alfombra siguió intacta y Wonka siguió en los confines de su memoria, junto al bolso rojo que le regaló su abuela aquel verano y el recuerdo de la primera vez que probó el helado de leche merengada con canela por encima.
Así que, llegados a este punto, con Elna sentada en la alfombra intentando frenar el ataque de ansiedad que le agarrotaba todo el cuerpo. podemos incluso estar tranquilos de que el mensaje no lo leyera hasta la mañana siguiente.
Elna tenía bastante en aquel momento con sus propios fantasmas como para lidiar con el del hermano de James.
La pantalla del móvil se encendió encima del cojín, a los pies de la cama. Elna pudo ver, antes de que se apagase la pantalla, que era un mensaje de James. Hacía varios días que no hablaban, y al parecer se había acordado de su existencia y había decidido hablarle, o a lo mejor simplemente necesitaba algo. Daba igual. Tenía otras cosas de las que preocuparse, empezando por el temblor de las manos y las lucecitas que empezaba a ver ante sus ojos.
—Mierda, mierda, mierda... —susurraba casi sin abrir los labios, como si el simple hecho de articular cada uno de los sonidos fuera una manera de recordarse a sí misma que seguía siendo capaz de hablar, aunque no hubiera nadie para escucharla.
Se sentó en la alfombra con dificultad, como si los músculos no le respondieran como ella quería. Sentía que no era capaz de controlar su cuerpo. Aquella siempre era la peor parte. Cerró los ojos y colocó las manos a ambos lados de sus muslos, con las palmas boca abajo encima de la alfombra. Poco a poco, como si fuera hierba, pasó los dedos por las cortas hebras marrones, suaves como el pelaje de Wonka.
Pensar en el que había sido su perro durante la infancia logró tranquilizarla durante unos segundos, pero no fue suficiente. Las luces seguían allí, incluso con los ojos cerrados, y se convertían poco a poco en pequeños pinchazos en las sienes. Se le aceleró la respiración y Elna pensó, justo entonces, en qué había hecho mal para merecer aquello, para merecer estar así, sola y con un ataque de pánico y ansiedad y toda la mierda que llevaba dentro y que era incapaz de compartir con el mundo.
Ojalá alguien se hubiera acercado a ella para decirle que no estaba sola, ¿verdad? Alguien entrando en esa habitación, arrodillándose a su lado y poniendo una mano en su hombro tembloroso. Solo eso, un apoyo, compañía, alguien con quien poder desahogarse. Pero no había nadie nadie, y los pinchazos cada vez eran más fuertes y la respiración más difícil de controlar.
Y si algo puedo deciros es que menos mal que Elna no fue capaz de ponerse de pie y leer el mensaje de James, porque si lo hubiera hecho en ese momento... Bueno, si lo hubiera hecho, la taza de café se habría volcado en la mesita de noche y el café habría llegado hasta la alfombra, formando una mancha marrón oscuro, expandiéndose despacio entre las hebras que le recordaban a Wonka.
Pero no lo leyó en aquel momento, así que el café no cayó, la alfombra siguió intacta y Wonka siguió en los confines de su memoria, junto al bolso rojo que le regaló su abuela aquel verano y el recuerdo de la primera vez que probó el helado de leche merengada con canela por encima.
Así que, llegados a este punto, con Elna sentada en la alfombra intentando frenar el ataque de ansiedad que le agarrotaba todo el cuerpo. podemos incluso estar tranquilos de que el mensaje no lo leyera hasta la mañana siguiente.
Elna tenía bastante en aquel momento con sus propios fantasmas como para lidiar con el del hermano de James.
Más de Elna
Más de mis historias
M'encanta el recurs de què hauria passat però no, com dos universos paral•lels. Estic d'acors amb el comentari anterior que expresses molt en poc de text i no és fàcil! Per cert, com qe t'agrada Dahl, supose (i m'encanta) el detall que el gos de la infantesa es diga Wonka.
ResponderEliminarMe gusta muchísimo Cris. Sigue escribiendo por favor, no dejes de vaciarte la cabeza en un cuaderno y crear relatos como este.
ResponderEliminar<3
De verdad, qué bien escribes. Me encanta el narrador, sobre todo al final del fragmento, y los detalles del café, Wonka, la alfombra y el helado con canela por encima. He sentido como si yo estuviera allí y eso es muy difícil de conseguir.
ResponderEliminarNo pierdas nunca las ganas de escribir :)
Las ganas desaparecen a veces, pero siempre vuelven con fuerza. Me alegro de que te hayan gustado esos detalles :)
Eliminar¿Cuándo te publican el libro?
ResponderEliminarQuiero diseñarte la cubierta, vamos hablando. Jajajajaja.
(Hablo en serio, esto debería estar publicado)
LAURA XD Si llega a pasar en algún momento (lejano, muy lejano, seguramente), la cubierta es tuya.
EliminarPerdón por meterme pero es que estoy de acuerdo con lualunera: Esto debería estar publicado.
EliminarSé que voy a repetir lo que han dicho otros comentarios pero es que también a mi me ha gustado mucho la voz del narrador, tan cercana y tan... no sé como definirla... ¿Empática?. Tienen razón también quienes han dicho que transmites muchísimo en tan pocas líneas.
Lo voy a decir otra vez: esto debería estar publicado. Porque al terminar de leer, lo primero que me vino a la mente fue: quiero conocer a Elna, quiero ser esa mano en su hombro y los oídos que le permitan desahogarse.
Si vas a hacerlo así, you better keep writing!
En verdad que tienes mucho talento Cris!! Ojala me atreviera a compartir algo de lo que escribo!
ResponderEliminarHe llegado de casualidad y, roza la evidencia, me quedo.
ResponderEliminarMe gusta, mucho. me quedo, repito.
ña! :)
¡Pues Bienvenida! :D ♥
EliminarMagnífico.
ResponderEliminarComo ya lo mencioné en twitter hace rato, tienes un estilo de escritura fantástico, sobrecogedor y muy humano. Logras muchos sentires con estos parrafos. Gracias por compartirlo. Me hace sentir en casa.
ResponderEliminarNecesito conocer a Elna. Y necesito saber que ponía ese mensaje. Me ha encantado.
ResponderEliminarLa última frase da una "pista" sobre qué decía el mensaje. A lo mejor ha sido muy cutre decirlo así.
EliminarLo pensé, lo pensé. Tenía esperanza de que no fuese eso. Con este fragmento y con el anterior que publicaste me han entrado unas ganas enormes de conocer esta historia.
EliminarMe gusta un montón esto, Cris. Mucho mucho muchísimo. Ay.
ResponderEliminarEs que. Es tan cortito, y... Uff. Idk.
Me encanta <3.
Me ha encantado, opino que vuelcas muy bien esos sentimientos en tan pocas palabras ( o es que yo soy muy sentimental, que también puede ser ), quiero leer más.
ResponderEliminar