La foto es mía, tomada el 22 de julio del 2016. Oxford, Inglaterra. Puente de los suspiros. |
Eran las 10:15 de la mañana de un sábado cuando me subí al avión. Ni siquiera pensé que el pequeño paso del aeropuerto a la puerta de embarque sería el último que daría en suelo barcelonés. Encontré mi asiento sin problemas, dejé la pequeña maleta azul en la cabina y me senté a esperar a mis compañeros de asiento, que nunca llegaron. Me gusta pensar que el destino me dejó aquellos tres asientos para mí sola para que pudiera desahogarme con tranquilidad. No fue hasta que el avión despegó y vi la costa alejándose bajo mis pies que lloré. Un poquito nada más, pero hay cosas que no pueden evitarse.
De eso hace ya una semana. En estos siete días en Oxford he descubierto cosas muy importantes para entender este país y por qué los británicos son tan... especiales. Primero, y creo que es el punto más importante, los ingleses beben tanto té con leche por una razón: no saben hacer café. Tan simple como eso. Lo intentan, de verdad que sí, pero parece que les dé pavor poner un poquito más en la cafetera, y lo que se suponía que debía ser una taza humeante de café negro y delicioso se acaba convirtiendo en agua sucia con cierto regustillo amargo. Nada que os recomiende, si os soy sincera. Otra cosa que me lleva por el camino de la amargura es el tener que ir por la izquierda cuando cojo la bici. No sé si es por inercia, pero en España no me costaba nada ir en bicicleta cerca de una pared o un bordillo a la derecha, pero ir al centro y volver por la izquierda, con coches y autobuses pasando a centímetros de mí, me ha ayudado a darme cuenta de que no es nada fácil hacer algo aparentemente tan simple como cambiar de lado en la carretera.
La comida... Eso es otro asunto. Demasiada mantequilla, demasiado queso, demasiada leche. Nada de aceite, apenas tomates, poco zumo sin cincuenta quilos de azúcar entre los ingredientes. Aunque eso no me preocupa mucho, porque creo que investigando a fondo en el supermercado puedo llevar una dieta más o menos equilibrada. Solo tengo que huir de la mantequilla, aunque a veces parece que va a aparecer una tarrina de pronto al doblar una esquina de la casa, gritando ¡te pillé!
Lo importante aquí, creo, es que la familia es genial y que creo que me lo voy a pasar muy bien. No quiero hablar de lo malo —los bajones, el echar de menos, el miedo a absolutamente todo— porque para eso ya tengo mi diario. Así que eso es todo, supongo. De momento estoy bien, y planeo leer y escribir mucho, así que os espero al otro lado de la pantalla 🌻.
Hola, Cris. La verdad es que una no se da cuenta de lo que son esos pequeños detalles hasta que tiene que adentrarse en otra cultura. Me alegro de que te esté yendo bien en Oxford y espero que vaya todavía mejor :)
ResponderEliminarCris, esto es nuevo y todo lo nuevo da miedo. Tú ánimo, para adelante y a disfrutar todo lo que puedas. Y si necesitas desahogarte, ya sabes donde estoy. Muá.
ResponderEliminarEstas aventuras siempre son emocionantes. Yo me fui a Alemania en septiembre del año pasado, y aquí sigo de momento, y da miedo. Yo ya te digo que primer día me arrepentí de todas las decisiones que había tomado y llamé a mi madre llorando (tan patético como suena) porque no sabía qué estaba haciendo ahí. Sin embargo, todo mejora. Y no sabes lo mucho que te abre la mente poder observar otra cultura de cerca. Eso y lo orgullosa que te sientes cuando eres capaz de manejarte tú sola en otro país por tu cuenta. Eso es bastante grande también.
ResponderEliminarPor cierto, no se si lo sabes, pero el puente de tu imagen es exactamente igual al puente que hay en Venecia y que de hecho se llama igual. Me pregunto cuál se inspiró en cuál. Qué curioso
Buena suerte <3
¡Hola! Me ha encantado la entrada
ResponderEliminarEspero que te lo hayas pasado muy bien ^^
La primera setmana és la difícil! Has frt un canvi molt important i valent. Aprendràs que sobreviure a certes coses és més fàcil, el carril contrari no podrà amb tu. Fora de la zona de confort està tot allò que val la pena.
ResponderEliminarHolaa Cris!! Admito tu valentía para lanzarte en esta aventura! Me inspira a animarme algún día!Gracias por compartirla con nosotros, me alegra vivirla a través de tus palabras!
ResponderEliminarMuchísimo ánimo. Cuesta acostumbrarse y adaptarse, pero poco a poco lo consigues. La comida es lo peor que uno puede llevar, pero al final sabes buscar sitios donde comer y encontrar supermercados donde el aceite no es tan caro.
ResponderEliminarKiss
La Estupenda