8/3/11

Cisne negro (Darren Aronofsky)

"Anoche tuve un sueño muy raro. Era el de una chica que es transformada
en cisne y necesita el amor para romper el hechizo.
Pero el príncipe se enamora de otra... y ella se suicida."

Hay películas que en cuanto oigo hablar de ellas sé que tengo que verlas, sí o sí. Ése fue precisamente el caso de CISNE NEGRO, dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por la ganadora del Oscar a Mejor Actriz, Natalie Portman. La pregunta sería: ¿Qué tiene Cisne Negro que me hizo querer verla con tantas ganas? Había varias razones, pero supongo que la más importante era El lago de los cisnes... Una de las obras maestras de mi admiradísimo Tchaikovski. Aunque de eso os hablaré otro día, porque lo mío con el ballet y la música clásica en general es una historia de amor muy larga de explicar.

El pasado mes de enero publiqué dos entradas en este mismo blog hablando sobre el cine que venía y más esperaba del 2011. Pues bien, Cisne Negro estaba entre ellas (concretamente en ésta) y por esa misma razón voy a hablaros un poco de ella; eso sí, siempre desde mi opinión más personal y poco profesional, porque ni me dedico a ello ni tengo los suficientes conocimientos para dar una buena crítica, pero amo el cine y supongo que eso es suficiente para intentar, al menos, transmitiros lo que me ha parecido.

Nina es una de las mejores bailarinas de la compañía de ballet en la que trabaja, aunque sabe que le queda mucho para llegar a ser como Beth, la estrella del último ballet que representaron. Nina se esfuerza día a día para llegar a ser la mejor, dejando de lado su vida para centrarse únicamente en el baile. La noticia de que Beth se retira viene acompañada de una noticia mucho más importante para Nina: la compañía prepara una nueva versión de El Lago de los Cisnes y ese mismo día deben prepararse para una audición en la que se escogerá a la protagonista: la Reina Cisne. Aunque el personaje no es tan sencillo como parece... Por una parte está el cisne blanco, la joven princesa que es convertida en cisne y que necesita el amor para romper el hechizo; y por la otra está el cisne negro, su rival más cruel que, con la misma apariencia del cisne blanco, se hará pasar por ella y engañará al príncipe.

"Todos conocemos la historia. Pequeña niña virgen, pura y dulce atrapada en el cuerpo de un cisne. Desea la libertad, pero sólo el amor verdadero romperá el hechizo. Su deseo es casi concedido en la forma del príncipe, pero antes de que pueda declarar su amor, su gemela lujuriosa, el cisne negro, lo engaña y lo seduce. Devastada, el cisne blanco salta de un precipicio. Matándose, va a la muerte y encuentra la libertad."

Tras mucha presión y varios problemas, Nina consigue el papel de la Reina Cisne. Es entonces cuando empieza realmente la película... Escena tras escena nos adentraremos en la mente de Nina (gracias, por supuesto, a la brillante actuación de Natalie Portman) y empezamos a ver que su vida no es tan perfecta como parecía en un principio. Los duros ensayos y la doble cara de su personaje empiezan a hacer mella en su mente y somos testigos de varios momentos en los que parece que Nina tiene alucinaciones, como verse a sí misma en la calle o en el metro, además de empezar a creer que Lily, una joven bailarina de la misma compañía, intenta quitarle el puesto.

Si pudiera resumir el trasfondo de la película, diría algo así como que Nina se va convirtiendo poco a poco en el cisne blanco pero también, sin poder evitarlo porque forma parte del mismo personaje, en el cisne negro.

Otro asunto a tratar es la música, tan importante en la película. Mi amor y admiración por El lago de los cisnes y sobretodo por su música surgió efecto, ya que no pude evitar las lágrimas en la última escena de la película; no, no fue por la escena en sí (que es una auténtica maravilla, todo hay que decirlo), sino por la música que retumbaba en las paredes del cine poniéndome la carne de gallina.

En definitiva, Cisne Negro es un claro ejemplo de que todavía existe el buen cine, digan lo que digan algunos sobre Hollywood. Es cierto que hay sobre-producción y que la gran mayoría no valen mucho la pena, pero de vez en cuando a alguien se le ocurre una buena idea, se rodea de los mejores profesionales, mezcla los ingredientes esenciales (actores, fotografía, música, etc) y salen películas que pasarán a la historia por diversas razones. Y la más importante es, sin duda, que no somos capaces de olvidarnos de ellas fácilmente.


Trailer original subtitulado aquí


6/3/11

Persiguiendo a Jane Austen (Dan Zeff)

"—No estoy encaprichada con Darcy. No me quedo sentada en casa con el mando
en pausa para ver a Colin Firth con pantalones ajustados, ¿vale? Lo que adororo...
Es la historia de amor. Adoro a Elizabeth. Adoro... los modales y el lenguaje.
Y la cortesía. Se han convertido en parte de lo que soy y de lo que quiero."


¿Has soñado alguna vez con entrar en el mundo de tu libro preferido? Yo misma, en la presentación en este blog, confesé: "pagaría millones por vivir dentro de Orgullo y Prejuicio". Y lo sigo manteniendo, por supuesto. Es por eso que en cuanto supe de la existencia de esta mini-serie gracias a Laura (macrocosmos) no dudé un segundo en verla (sí, online, aunque no me guste, pero no tenía otro remedio porque no la emitían por la televisión). Pero el destino estaba de mi parte y en una de las muchas visitas a un centro comercial con mis padres, allí estaban: los cuatro capítulos en DVD por un precio muy razonable y apetitoso. Ahora está en mi estantería, así que supongo que eso lo dice todo.

La protagonista es Amanda Price (Jemima Rooper), una joven londinense con un trabajo aburrido, un novio que para hacer lo que hace sería mejor no tener y una vida que no disfruta. La única manera que tiene de escapar de la rutina es sumergiéndose en las páginas de su libro favorito: Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen. Se lo sabe casi de memoria y conoce a los personajes como si realmente hubiera convivido con ellos; lo que no sabe es que todo eso está a punto de suceder, cambiando así su vida para siempre.


Unos ruidos provenientes del cuarto de baño hacen que Amanda se dirija hacia allí temblando de miedo pero dispuesta a arrearle un buen porrazo a quien se ha atrevido a entrar en su casa. Pero lo último que esperaba era encontrarse con una joven de pie dentro de su bañera vestida nada más y nada menos que con un camisón propio del siglo XVIII y hablando con las palabras enrevesadas de esa misma época. Al poco tiempo de escucharla hablar se da cuenta, no sin quedarse completamente sorprendida, de que la chica en cuestión es Elizabeth Bennet, la protagonista de Orgullo y Prejuicio.

Claramente confundida, Amanda le pregunta cómo ha llegado a su baño, a lo que Lizzie le responde por la puerta, claro. ¿Qué puerta? Pues una pequeña entrada que hay junto a la bañera y detrás de la cual normalmente sólo hay tuberías. Pero entonces la abre y es en ese momento, cuando Amanda ve un pasillo iluminado por velas al otro lado, que empieza realmente la aventura de nuestra protagonista. Pero la cosa no se queda ahí: Amanda entra por la puerta justo antes de que ésta se cierre de golpe, dejándola en el pasillo sola y a Elizabeth en el Londres del siglo XXI, sin poder volver.

¿Y qué ocurre entonces? Nos os daré muchos detalles para no destripar el maravilloso y bien montado argumento de la serie, pero imaginaos lo siguiente: Amanda aparece en la casa de los Bennet donde conoce a toda la familia... Ha leído el libro y sabe perfectamente en qué momento se encuentra: justo cuando el señor Bingley va a venir a presentarse. Lo siguiente es fácil: Amanda sabe que Bingley verá a Jane, la hermana mayor de Lizzie, y se enamorará de ella tal y como pasa en el libro... Pero claro, en el libro no salía Amanda y parece ser que su flequillo y su manera de vestir tan peculiar para todos ellos atrae más de la cuenta a Bingley, creando así el primero de muchos cambios que sufrirá la historia y que Amanda intentará solventar de todas las maneras posibles.

La actitud despistada y la falta de modales de Amanda llama la atención de todos los personajes desde el primer momento, algunas veces para bien y otras no tanto... La historia cada vez se le sale más de las manos y se siente culpable de estar destrozando una de las historias de amor más importantes de la historia de la literatura. Pero entonces conoce a Darcy... Y todo cambia de nuevo. ¿Quién no ha leído la novela y se ha sentido atraída por Mr. Darcy? Amanda no es la excepción y enseguida empezará entre ellos un juego mucho más entretenido del que realmente leemos en la novela, ya que la actitud de Amanda ayuda bastante y choca completamente con todo el mundo creado por Austen.

El argumento es original, divertido y tan entretenido y bien montado que los cuatro capítulos se nos harán cortos. Durante toda la serie nos encontramos con los personajes de Orgullo y Prejuicio, que aunque al principio son tal y como los imaginábamos al leer la novela, con el paso de los sucesos nos daremos cuenta de que no todo es como pensábamos que sería. Los actores son más que aceptables y divertidos, y quiero remarcar, por sobre todas las cosas, la interpretación de Elliot Cowan como Mr. Darcy. ¿Que por qué? A ver, primero de todo quiero dejar claro que, para mí, Matthew Macfadyen interpretando a Mr. Darcy es lo más tierno y mono del mundo (vale, acabo de perder credibilidad y profesionalidad de golpe, pero tenía que decirlo). Pero eso no quiere decir que el Mr. Darcy de la película sea el más parecido al del libro, porque claramente no lo es.

El Mr. Darcy del la novela es antipático y cortante hasta el extremo de ser insoportable en algunos momentos, pero es con el tiempo que, junto con Elisabeth, vemos realmente cómo es. Y ése es justamente el papel que hace Cowan en la serie: la del Darcy insoportable hasta el punto de que la protagonista, que estaba enamorada del personaje del libro hasta las trancas, se lleve una gran desilusión.

Otro punto fuerte de la serie, en mi opinión, es el cambio en Elizabeth. Ya en la novela es una adelantada a su tiempo, con unas ideas fijas y unos principios envidiables y nada comunes en aquellos tiempos. Es por eso que en cuanto se queda encerrada en el Londres del siglo XXI durante bastante tiempo (el mismo tiempo que pasa Amanda en casa de los Bennet hasta que consigue volver para buscar a Elizabeth) no tarda nada en adaptarse, cortarse el pelo y aprender a utilizar Internet como nadie. Porque realmente Lizzie podría pertenecer perfectamente a nuestro tiempo y en la serie queda demostrado, ya que en la sociedad de hoy en día encaja muchísimo mejor que no en la del siglo XVIII.

A lo largo de los cuatro capítulos podremos ver diversas escenas divertidísimas que hacen alusión al fanatismo por Jane Austen, como por ejemplo cuando a Amanda le suena el móvil y la melodía es la de la serie de la BBC, mostrando así su alto grado de amor por la historia. Otros aspectos divertidos son cómo intenta adaptarse a la época utilizando palabras y frases rebuscadas para expresarse, su patosidad al intentar hacer reverencias sin mucho éxito o las varias alusiones a Colin Firth, quien interpretó a Mr. Darcy en la serie de la BBC.

En definitiva, Persiguiendo a Jane Austen (LOST IN AUSTEN, en su título original) es una mini serie entretenida, divertida y que nos muestra una nueva cara de una de las novelas más conocidas de la literatura victoriana, haciendo que pensemos que los personajes escondían más de lo que pensábamos y dejándonos vivir, junto con Amanda, uno de los sueños que todos hemos tenido alguna vez: adentrarnos realmente en nuestro libro favorito y conocer a sus personajes y adaptarse hasta poder, tal vez, formar parte de él.


—Vaticinaste que el señor Darcy acudiría al baile y así ha sido. ¿Ha
cumplido tus expectativas?
—Sí. Y no. Es decir, no es Colin Firth...


Puedes ver un pequeño trailer (en inglés) aquí.

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