The Fault in Our Stars (John Green)

«Some infinities are bigger than other infinities»

La reseña de hoy es especial. Esto se debe a que la novela es especial, y su autor lo es todavía más. Después de más de un año esperando, aunque todavía no sé por qué he tardado tanto, abrí la primera página de The Fault in Our Stars de mi querido John Green para empezar con la #lecturaTFiOS que organizamos unos cuantos blogueros. Y empecé a leer. Y seguí leyendo. Y seguí, a pesar de sentir cómo se me rompía el corazón poco a poco. Y lo terminé entre lágrimas, hipidos y una sonrisa idiota en la cara al saber que acababa de leer una de mis historias preferidas a partir de aquel instante.

Hazel acaba de cumplir 16 años. Y tiene cáncer. A pesar de que un tratamiento ha conseguido reducir su tumor de forma casi milagrosa, es una enferma terminal. Los médicos no pueden decirle cuánto tiempo le queda; solo sabe que debe vivir pegada a un tanque de oxígeno y sometida a continuos tratamientos. Desde hace unas semanas, Hazel forma parte de un grupo de apoyo donde otros chicos como ella comparten sus experiencias. En realidad, ella acude más por obligación que por voluntad; ¿qué sentido tiene hablar con otras personas de lo que nadie puede cambiar? Pero su vida da un verdadero vuelco cuando conoce a Gus Waters... Os preguntaréis: ¿quién es Gus? ¿Y cómo puede cambiar una sola persona la historia de otra?

No sé ni por dónde empezar, así que simplemente voy a escribir lo que me venga a la cabeza y que sea lo que tenga que ser. Tengo que empezar diciendo que The Fault in Our Stars ha cambiado algo en mí, y puedo contar con los dedos de una mano todas las novelas que lo han conseguido. La historia, los personajes y el estilo tan único de John Green se han metido dentro de mí de tal manera que no pude evitar echarme a llorar como una niña pequeña en dos ocasiones mientras leía. Y fue por pura emoción, porque estaba tan dentro de la novela, la sentía tan cercana que... No lo pude evitar. Y aunque sé que a muchos os gustó muchísimo, a otros simplemente os gustó y a otros no os gustó nada, para mí ha sido una lectura muy importante.

Hazel Grace. ¿Qué puedo decir de ella? Que la admiro profundamente, pero más admiro a John por crear un personaje tan sincero, real, tierno y fuerte. ¿Y Augustus Waters? Venga ya, es que ni me atrevo a hablar de él. En serio, no-puedo. Creí que podría escribir esta reseña, hablaros de todo lo que he sentido leyéndola, contaros la maravillosa historia llena de metáforas y diálogos para recordar, o simplemente explicaros por qué debéis leerla. O por qué me ha cambiado. Pero no puedo. Me siento incapaz.

Al leer la sinopsis puedes llegar a pensar que se trata de un libro sobre cáncer. Pero como la propia Hazel se encarga de dejar claro durante toda la novela, el cáncer está dentro de ellos, lucha por vivir igual que lo hacen ellos, son lo mismo. Una lucha contra algo que está en su interior. Una guerra civil. Así que no, no es un libro sobre cáncer. Es un libro sobre dos personas. Y mientras Hazel y Gus luchan contra esa parte de ellos llamada cáncer, algo ocurre. Se enamoran. Y todo cambia, porque yo me enamoré con ellos. De ellos. De su historia, de sus conversaciones y de sus miedos. De sus sueños. De cigarros sin encender que se convierten en metáforas, de estrellas dentro de dos copas, de Amsterdam, de libros que unen personas. De la manera de escribir de John Green y de su sensibilidad, inteligencia y humor.

Sometimes, you read a book and it fills you with with this weird evangelical zeal, and you become convinced that the shattered world will never be put back together unless and until all living humans read the book. And then there are books like An Imperial Affliction, which you can't tell people about, books so special and rare and yours that advertising you affection feels like a betrayal.

Y aunque sé que nunca va a leer esto, no pierdo la esperanza de que algunos de los sueños que tengo se cumplan. Y como la vida se ha empeñado en demostrarme que puede sorprenderme cuando menos me lo espero, tengo que decirlo. Gracias por escribir esta novela, John. Gracias por crear a Hazel Grace y a Augustus Waters. Gracias por cambiar una pequeña parte de mí. Nunca volveré a ser la misma persona que era antes de leer tu (su) historia. Debes sentirte orgulloso de tu talento. Es mágico. Y tú también.

As he read, I fell in love the way you fall asleep: slowly, and then all at once.