Las series que sigo (o al menos lo intento)

Todo el que esté un poco al día en el mundo del entretenimiento y la cultura sabe que estamos en la que probablemente sea la época dorada de las series de televisión. Muchas de ellas han dado el paso de ser simple entretenimiento a ofrecernos verdaderas maravillas en forma de guión, personajes, efectos especiales o tramas. Y aunque no soy de esas personas que sigue todas las series de las que habla todo el mundo, hay unas cuantas que han conseguido que no las abandone tras varios capítulos —o incluso temporadas, como me ha ocurrido con algunas series como Downton Abbey o Crónicas vampíricas. Así que hoy os hablo de las series que sigo actualmente y de por qué me gustan tanto.

Anatomía de Grey (2005)

No suelen gustarme las series de médicos, pero mi prima se compró todas las temporadas de Anatomía de Grey que había a la venta por aquel entonces, y yo de vez en cuando veía algún capítulo en la televisión y no podía simplemente cambiar de canal. Por eso, hará unos dos años, decidí verla en serio y empezar desde el principio. A veces hago parones de meses o me veo temporadas del tirón. Pero Anatomía de Grey tiene algo que la hace especial, aunque no sabría deciros qué es exactamente. Las tramas personales y las médicas se entremezclan en cada capítulo, que suele estar lleno de emociones y giros que no esperabas. Sin duda, una de mis preferidas.

Doctor Who (2005)

Si os digo la verdad, la primera vez que vi Doctor Who no sabía que estaba viendo Doctor Who. La emitían hace unos años en la televisión catalana, por la noche, y a veces veía capítulos sueltos sin entender nada. Solo sabía que... me gustaba. Pero no entendía nada, claro. El Doctor que vi fue Eleven, con Amy y Rory como acompañantes. Después empecé a verla desde el principio y bueno, ¿qué puedo decir? Que me encanta. Eleven sigue siendo mi Doctor favorito, y espero poder seguir con la serie pronto, ya que me quedé por el segundo capítulo de Clara como acompañante.

Érase una vez (2011)

Mi relación con Érase una vez ha tenido sus más y sus menos. La primera temporada me enamoró tanto por la magia como por los personajes y la manera de incorporar todos esos cuentos e historias en una misma trama repleta de sorpresas. Las siguientes temporadas se me hicieron un poco cuesta arriba —sobre todo la segunda—, pero reconozco que a partir de la segunda mitad de la tercera volví a disfrutarla como al principio. Los personajes volvían a brillar, y los guionistas volvieron a hacer que quisiera comentar los capítulos con mis amigos como una loca. ¡Estoy deseando ver la cuarta temporada!

Scandal (2012)

Todo el mundo me recomienda series, y confieso que la mayoría —por no decir todas— las pongo como pendiente pero no llego a empezarlas. Pero con Scandal pasó algo, y es que le dije a mi padre «oye, me han recomendado esta serie, ¿vemos el primer capítulo, a ver qué tal?» Y lo vimos. Y no paramos hasta ver las dos primeras temporadas en una semana. No sé qué es mejor: los personajes (¡¡¡¡LOS PERSONAJES!!!!), la trama y cómo se va descubriendo a cuentagotas... No sabría qué decir. Toda la serie en su conjunto es maravillosa. Así que no dudéis en poneros los sombreros blancos y darle una oportunidad a Olivia Pope.

Outlander (2014)

Algo pasó hace algunas semanas en mi TL de Twitter, y es que muchas de las blogueras de las que me fío empezaron a hablar con MUCHO entusiasmo de una nueva serie que se acababa de estrenar. Enseguida me enteré de que la serie era una adaptación de los libros de Diana Gabaldon, así que ya sabía más o menos hacia dónde iría la historia. He ido viendo los primeros capítulos semana a semana, y puedo asegurar que, al menos en mi opinión, va mejorando y la trama va complicándose más y más. Siempre habrá el típico que diga «solo la veis por el protagonista», y yo siempre contestaré «no es verdad, pero si lo fuera... ¿qué hay de malo?»