Recuperando Clásicos: Rebeca (Alfred Hitchcock)

Título original: Rebecca

País: Estados Unidos

Año: 1940

Director: Alfred Hitchcock

Guión: Robert E. Sherwood & Joan Harrison

Adaptación: de la novela Rebeca, de Daphne du Maurier

Reparto principal: Laurence Olivier & Joan Fontaine

Género: Drama-Intriga

Premios: 11 nominaciones al Oscar. Ganadora de 2 Oscars (Mejor Película, Mejor Fotografía) 

Maximilian De Winter, aristócrata inglés, ha perdido a su esposa, Rebeca De Winter, encontrada muerta junto a la costa. Va a Montecarlo con el ánimo de sobreponerse a lo sucedido. Allí conoce a una joven, empleada por una señora, Mrs. Van Hopper, como dama de compañía. Los dos se enamoran y se casan rápidamente. Cuando se instalan en Manderley, la mansión de Maxim en Cornualles, la joven esposa empieza a darse cuenta de que la sombra de la anterior señora De Winter sigue presente en la casa, en su ama de llaves y también en los pensamientos de su esposo.

Blanco y negro, un sendero, una cámara que zigzaguea por un sendero oscuro y niebla, mucha niebla. De pronto una voz de mujer susurrando Anoche soñé que volvía a Manderley... Y ya está, empieza Rebeca y me sumerjo en una de mis películas preferidas como si fuera una niña pequeña emocionada al escuchar la musiquita que siempre indica que una película Disney está a punto de empezar.

Rebeca es una película larga, aunque en ningún momento se hace pesada. Está claramente dividida en tres partes. La primera transcurre en Montecarlo, donde Maxim De Winter se enamora de la señorita de compañía de la señora Van Hopper y acaba pidiéndole que se case con él. Ella acepta, y tras una boda discreta y una luna de miel llena de risas y sol, viajan hasta Cornualles, donde se encuentra la gran mansión donde vive Maxim: Manderley. 

Con la llegada de la pareja a Manderley empieza la segunda parte, en la que la nueva señora De Winter se dará cuenta de que, a pesar de que Rebeca De Winter -la difunta esposa de Maxim- falleció un año atrás, su presencia en Manderley sigue siendo notable: pañuelos, manteles y cartas con una R grabada, su dormitorio sigue igual que cuando ella vivía... Nadie ha parecido olvidar a Rebeca. Además, la señora Danvers (ama de llaves de Manderley) no parece estar a gusto en la compañía de la nueva señora De Winter y no le hará fácil la adaptación.

La tercera parte podría decirse que empieza cuando se descubre que la muerte de Rebeca no fue como todo el mundo pensaba y la película se convierte en una historia de confesiones, verdades escondidas, secretos y una investigación para llegar al fondo del asunto. El propio Hitchcock hablaba de la película como una historia con tres estilos literarios diferentes: empieza con un cuento de hadas, sigue con una historia de misterio -y un poco de terror, añadiría yo, porque paso mucho miedo por culpa de la señora Danvers, ¡sólo hay que mirar la foto de abajo y entenderéis por qué lo digo!- y, para terminar, el tradicional caso policíaco.

No sé si os habréis dado cuenta, pero en ningún momento he dicho el nombre de la protagonista de la película. Siempre me he referido a ella como "la señorita de compañía de la señora Van Hopper" o "la nueva señora De Winter". Y es que, si hay algo curioso e importante en la historia (tanto en la novela como en la película) es que en ningún momento se sabe su nombre. La novela está escrita en primera persona por ella pero nunca se da su nombre. Esto ayuda a que Rebeca esté más presente que nadie -aunque lleve muerta un año- y acabe convirtiéndose en la verdadera protagonista -y en el título- de la historia.

En cuanto a los actores, no tengo mucho que decir. Todos y cada uno de ellos están brillantes en sus papeles y consiguen transmitir las sensaciones que tienen que transmitir: la señora Danvers consigue que el espectador sienta escalofríos al verla en escena y transmite frialdad, locura y secretos con tan solo una mirada. Maxim, interpretado por mi amado Laurence Olivier, se mete en el papel de un hombre atormentado por el recuerdo de una mujer que de la noche a la mañana encuentra a una chica dulce que entra en su vida como un soplo de aire fresco. Pero Maxim también guarda secretos que no le dejarán disfrutar de su nuevo matrimonio como le hubiera gustado. Y por último tenemos a la insegura y miedosa nueva señora De Winter, interpretada por Joan Fontaine. Todos ellos, como ya dije antes, están brillantes.

Y como en mis Recuperando Clásicos no pueden faltar las curiosidades, aquí van algunas. El guionista de la película pensó en llamar a la protagonista Daphne como homenaje a la autora de la novela, pero el productor y el propio Hitchcock se negaron, ya que la ausencia de nombre es un elemento principal para que el personaje y la historia sean como tienen que ser. Aunque quizás la curiosidad más conocida sobre Rebeca es la siguiente: seguramente todos sabéis qué es una rebeca; sí, esas chaquetitas finitas y con botones. Pero, ¿por qué se llaman así? Lo mejor será preguntárselo al diccionario de la RAE, ¿no?

rebeca.

(Del n. p. Rebeca, título de un filme de A. Hitchcock, basado en una novela de D. du Maurier, cuya actriz principal usaba prendas de este tipo).

1. f. Chaqueta femenina de punto, sin cuello, abrochada por delante, y cuyo primer botón está, por lo general, a la altura de la garganta.

¡Para que veáis la influencia que puede tener el cine! Incluso puede crear léxico, ¿no es asombrosos? A mí, como futura filóloga, estos detalles me encantan.

Así que espero que le deis una oportunidad a la que para mí es una de las mejores películas que se han hecho (en mi opinión) y, por supuesto, una de mis favoritas. Tengo la novela por leer, así que en cuanto lo haga no tardaré en traeros la reseña. Rebeca es un claro ejemplo de que no hace falta tener grandes escenarios o efectos especiales para crear una gran película: con buenos actores, una historia que atrapa y unas cuantas sombras y planos espectaculares podemos disfrutar del buen cine de verdad.