Diez (Gretchen McNeil)

«La venganza es mía...»

Diez me ha gustado. O eso creo. No me ha emocionado ni me ha dejado con la boca abierta, y muchos de sus aspectos más literarios me han hecho poner los ojos en blanco en más de una ocasión, pero, a pesar de todo, confieso que me daba rabia cuando el tren llegaba al destino y tenía que dejar de leer. Porque Diez engancha, y eso tal vez es lo mejor de la novela. Y aunque todavía estoy confundida y no sé hasta qué punto me ha gustado y hasta qué punto puedo decir «no volvería a leerlo», intentaré dejar clara mi opinión sobre los aspectos positivos y negativos de la historia y sus personajes.

Diez adolescentes. Tres días. Un asesino.
Cuando Meg y Minnie reciben una misteriosa invitación a una fiesta en Henry Island, no dudan en mentir a sus padres para no perdérsela. Es una oportunidad única antes de empezar la universidad. Al llegar a la isla, conocen a los otros ocho invitados y encuentran un DVD con un siniestro mensaje: «La venganza es mía». Meg empieza a sospechar que algo no va bien. Una terrible tormenta los deja aislados sin electricidad ni wifi, y faltan cuarenta y ocho horas para que llegue el próximo ferry. El primer cadáver puede interpretarse como un suicidio, pero aparece otro... Entonces, Meg comprende que el mensaje iba en serio. ¿Podrán Meg y Minnie salir con vida?

La historia es una versión moderna y adolescente de Diez negritos de Agatha Christie. No suelo leer este tipo de novelas, repletas de misterio, muertes y asesinos cuya identidad es un secreto hasta el final, pero cuando Diez llegó a mis manos decidí que debía empezarlo sin expectativas, tanto buenas como malas, como hago siempre. No lo hice, y tras haberlo leído, como he dicho anteriormente, no sé si me ha gustado o no.

Mis grandes problemas con la novela han sido dos: los personajes y la historia de amor completamente innecesaria, molesta y metida con calzador. Soy la primera que admite que si una novela no tiene amor no me llama tanto la atención, y disfruto como nadie con una buena historia de chico-conoce-a-chica-y-todo-lo-demás. Pero el argumento de Diez no necesita una historia de amor. Al menos a mí me molesta que acaben de encontrar un cadáver y que justo en el momento de máxima tensión, T.J. —el chico— le ponga una mano en el hombro a Meg —la protagonista— y la narración se pare de pronto para describir lo bien que se sentía la calidez de su mano en su hombro, rompiendo así el momento. Además, la historia de amor no hay quien se la crea. A veces Meg parece tener 13 años, y me molestó de sobremanera que llegara a afirmar que le daba igual todo lo que estaba pasando siempre y cuando T.J. estuviera a su lado. No me parece para nada coherente.

Había estado todo el día intentando negar la evidencia. Quizá desde el mismo momento en que había llegado a la isla. Algo iba mal. Algo no cuadraba. Debería haber confiado en su intuición, haber hecho caso a su voz interior. Y ahora solo existía una explicación lógica.
Asesinato.

En cuanto a los demás personajes y su función en la historia, me han parecido planos y aburridos. Me da mucha rabia, porque si la autora se hubiera preocupado más en profundizar en los personajes y en sus reacciones ante la situación tan terrible en la que se encuentran, la novela hubiera sido muchísimo mejor. En vez de eso, decidió dar importancia a Meg y a sus sentimientos hacia T.J., haciéndola parecer en más de una ocasión completamente fuera de lugar. Me da rabia que otros personajes mejor perfilados que Meg no fueran los elegidos para ser los protagonistas. Es como si la autora se hubiera encontrado con todos los ingredientes perfectos para construir una buena historia de misterio pero al final hubiera decidido poner un poco de amor por aquí y un poco de misterio por allá sin centrarse en lo verdaderamente importante.

Pero no todo es malo. Diez me mantuvo enganchada a lo largo de todas sus páginas y no pude parar de leer hasta terminarlo. Hacia la última parte de la novela la cosa mejora bastante: parece ser que Meg consigue centrarse en lo importante y las muertes y el misterio sobre quién es el asesino cobran la importancia que merecían desde un principio. Algunas de las muertes consiguieron ponerme los pelos de punta, aunque los personajes me hicieron poner los ojos en blanco en más de una ocasión, ya que no empiezan a sospechar que las muertes son realmente asesinatos hasta que aparece el tercer cadáver.

Meg se dio la vuelta. Sabía que no había nadie con vida en aquella casa, lo sabía. Estaba cansada de tanta muerte, harta de sentir su peso sobre ella. Quería con toda su alma marcharse de aquella casa, de la isla, estar lejos de todo aquello.

Supongo que ya entenderéis por qué digo que todavía no sé si me ha gustado o no. La innecesaria historia de amor me molestó de principio a fin y en más de una ocasión hubiera cogido el primer barco que me llevara a la isla para darle dos bofetadas a Meg, pero el misterio y el argumento principal consiguieron que no dejara de leer y que acabase disfrutando de Diez. ¿Que si la recomiendo? Si queréis pasar unas horas entretenidas, no dudéis en leerlo. Si buscáis personajes redondos y una gran profundidad narrativa, éste no es vuestro libro. Todo depende de lo que busquéis. 

Agradecimientos a Maeva por el ejemplar